domingo, 24 de abril de 2011

“En nuestra sangre radical corren los ideales revolucionarios que buscan provocar el cambio profundo para que lo viejo termine y lo nuevo comience”


“En nuestra sangre radical corren los ideales revolucionarios que buscan provocar el cambio profundo para que lo viejo termine y lo nuevo comience”

Al pueblo, a los radicales:

Pertenecemos a una generación de radicales que se sumo luego del 2001 a la vida política, con el tiempo fuimos aprendiendo de la Revolución del 90, de la lucidez y rectitud de Leandro N. Alem, de la extraordinaria capacidad de organizar e interpretar al pueblo de Hipólito Yrigoyen, del discurso progresista y renovador de Moises Lebensohn, de la pureza administrativa de Arturo Illia, del mensaje de unidad de Raul Alfonsín. Y también con el tiempo fuimos indignándonos por la crisis moral del 90, por la conspiración septembrina, prólogo del Fraude Patriótico de la Década Infame, y por la extensa sucesión de Golpes de Estado que significaron tantos retrocesos a nuestro destino como Nación.

Hoy asumimos la responsabilidad de expresar nuestra posición, entendiendo que son las jóvenes generaciones quienes tienen la autonomía suficiente para dar su opinión en forma clara y contundente.

Creemos y afirmamos en el radicalismo, en su condición de corriente histórica singularizada pr la síntesis afirmativa de una convicción nacionalista, popular, democrática y liberadora.

Nacionalista en tanto respeta las autonomías del pueblo y exige la autodeterminación de Argentina y de su estilo propio de vida. Popular en cuanto afirma la justicia social y consagra al hombre como protagonista del proceso histórico de transformación. Democrática, porque cree en la soberbia del pueblo como única fuente de poder político. Liberadora, porque esta históricamente comprometida con las aspiraciones de independencia de nuestro pueblo, que desde sus orígenes como Nación se ha visto agredida y distorsionada en su crecimiento por la penetración del imperialismo monopolitico.

Esto es el radicalismo para nosotros, y por ello estamos militando dentro de la UCR, pero por estos conceptos también es que debemos alzar nuestra voz para manifestar la realidad que nuestro partido centenario esta viviendo.

Son momentos donde el objetivo principal es la reconstrucción de la UCR, pero vemos como la mayoría de dirigentes hoy solo piensan en dejar de lado la necesaria autocritica y prefieren buscar culpables afuera del partido sin asumir la responsabilidad de haber sido participes de la peor elección de la historia, o peor aun, algunos olvidándose de su responsabilidad solo atinan a lanzar sus candidaturas para la próxima elección. Estas acciones de estos personajes es muestra de su incapacidad de poder acertar políticas que alienten el cambio, algunos candidatos del 10 de abril no tuvieron problema, a pesar de gritar a los cuatros vientos su “ortodoxia”, de acordar por debajo de la mesa con candidatos como Olmedo para obtener tan solo una banca en el concejo deliberante, y esto sucedió de nuestra capital, por ejemplo, Criticamos también a quienes llevan adelante esa idea de “unidad formal” que se basa en acuerdos entre algunos dirigentes de café. Esa conducta solo tiene como resultado, armar candidaturas que conducen a una dieta o a la consolidación de un prestigio personal, dejando de lado lo principal, a tal punto que ni siquiera hay un esfuerzo por trabajar en algo básico para nuestro partido, como es una plataforma política.

Estos “dirigentes” que fueron candidatos de la UCR en capital y que se han adueño del partido en base a golpes institucionales, han dejando de lado la predica del esclarecimiento, se han olvidado de la necesidad del estudio de los problemas con hondura. Solo hacen muestra de su declamación fácil, al hallazgo de una frase brillante, pero nada mas, a la elocuencia retorica, baldío de sustancia y cuyo único objetivo pareciera ser el aplauso circunstancial.

Pero debemos decir que ante esta realidad, que ante estos “políticos recauchutados”, existe otro radicalismo, que es aquel que los jóvenes llevamos adelante, en silencio, sin buscar el reconocimiento sino simplemente con el objetivo que con nuestro esfuerzo militante podamos ayudar a transformar esta realidad.

Somos quienes venimos a combatir a un grupo de dirigentes sin representatividad, porque queremos un radicalismo que sea fiscal implacable, y por eso hablamos sin eufemismos y con nutrida y valiosa información, desnudando las sospechosas incoherencias de estos “dirigentes recauchutados”.

No queremos más un partido que acepte migajas, solo en busca de un lugar en algún concejo deliberante, no queremos más un movimiento desprovisto de contenido. La paciencia tiene un límite, las repetidas defecciones están comenzando a crear un profundo disgusto, una gran desilusión, las frustraciones ya no son aceptadas. Por eso decimos basta a estos “dirigentes” que al mejor estilo de las ruedas gastadas son recauchutados para que duren un tiempo mas, pero ya no queremos mas esto, basta de llevar al suicidio de la UCR.

A nivel nacional la oportunidad de ser nuevamente gobierno se ve empañada por quienes siguen siendo los conductores del ocaso radical, de los comandantes de la derrota. Quienes no solo dan muestras de falta de convocatoria, sino también de respeto por el propio partido, porque les guste o no, las autoridades elegidas fueron quienes ganaron con el voto popular en agosto del 2010.

Y la realidad muestra claramente como, todo esto que denunciamos es merecidamente castigado por el ciudadano anónimo, el idealista que había seguido fielmente a la sigla de sus amores a través de todas las vicisitudes, sin pedir nada, sin esperar alcanzar quizás nunca una compensación material. Tenia y tiene derecho a exigir, al menos el respeto a una conducta, a una continuidad con lo radical, con lo mas genuino del espíritu de esa entidad política, eso que valía mucho para el, le esta siendo quitado.

Ese ciudadano anónimo ante los no radicales de adentro, ya no cree en nada, esta desencantado, desilusionado, desorientado. Y entonces no vota, vota en blanco o vota otro partido. Y esto es lo que sucedió el 10 de abril, y esto tiene culpables, y son quienes hoy quieren adueñarse del partido o lanzar sus candidaturas. Es el tiempo de que acompañen, es tiempo de que se den cuenta que “políticamente, ya fueron”.

El partido de Yrigoyen por culpa de estos “dirigentes y/o candidatos recauchutados” esta perdiendo su mística, su fervor, esta siendo despojado de contenido, victima de un deliberado vaciamiento, en pro de lograr que algunos, los de siempre, continúen siendo los que aparecen en una boleta.

Los desvíos del partido han ido demasiado lejos, y por eso decimos basta de retorica hueca. Convencidos que es necesario renovar el partido, la dirigencia, para llevar la pureza de la sangre joven a las cúpulas de la UCR como un cambio profundo en las estructuras

La dirigencia capitalina, no tiene estrategia, no toma el rol protagónico que los radicales debemos tener, jugando siempre a la retaguardia, por eso es urgente, es imperioso, llevar adelante esta lucha, valorando el esfuerzo que realizan los radicales del interior de la provincia, y asumiendo el compromiso político, con toda la responsabilidad que tenemos como jóvenes hombres y mujeres del partido de Alem e Yrigoyen y exigir por todo esto un verdadero cambio en nuestro partido

No vamos a permitir, y para ellos nos dirigimos a los radicales, a los hombres y mujeres que sin pedir nunca nada a cambio acompañaron a la UCR, a que se sumen a esta lucha, para decir basta a los recauchutados dirigentes quienes siguen siendo impermeables a la realidad, y eso queda demostrado en cada elección.

Es momento de reabrir las puertas del partido, para que todos aquellos que quieran vuelvan a la UCR, es tiempo de que muchos radicales se jubilen políticamente, nosotros, vamos a reconocer todo lo que hicieron por nuestro partido, es momento de que aquellos que se dicen llamar “puros u ortodoxos” reconozcan que solo consiguen votos negociando con la política derechista salteña.

La UCR enfrenta la última etapa de su crisis, porque vamos por la reconstrucción profunda. Solo un radicalismo, renovado, reestructurado con nuevas ideas y nuevos procedimientos, podrá realizar el país de mañana, forjar el progreso nacional y edificar un régimen de verdadera libertad y justicia que contemple como valores esenciales a la dignidad y al pleno desarrollo de la vida y felicidad de cada ser humano.

Seguramente, algunos criticaran este documento, esta posición política, que seguramente comparte la gran mayoría de los radicales. Y a ellos a los que sueñan con vernos de rodillas, les decimos que el ser jóvenes, nos hace inexpertos, ni el ser adultos a ustedes los hace sabios, y principalmente sabemos estamos absolutamente convencidos, que nuestra voz es expresada con la valentía de enfrentarnos a quienes vengan, porque no queremos una vida sin honor y porque sabemos que en nuestra sangre radical corren los ideales revolucionarios que buscan provocar el cambio profundo para que lo viejo termine y lo nuevo comience.

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