sábado, 18 de junio de 2011

¡Sí, qué se rompa, pero que no se doble!


La juventud radical a nacido como la base de recambio del centenario partido de Alem, para defender la Democracia de este país, y para defender la institucionalidad de la UCR.


No debemos pasar por alto que en los momentos más duros del Radicalismo, desde las organizaciones juveniles nos planteamos la recuperación del partido. Luchamos desde la Juventud Radical y desde la Franja Morada por mantener viva la esencia y el espíritu de la Unión Cívica Radical en la militancia. Como militantes hemos mantenido nuestros principios, nuestra historia, nuestros programas. Se ha formado una inagotable cantera de hombres y mujeres que se forjaron en la adversidad de estos años, teniendo en sus manos una responsabilidad enorme: reedificar las bases de la Unión Cívica Radical.
Este trabajo que han venido realizando las organizaciones juveniles en todo el país exige un reconocimiento en el marco de una profunda renovación que la sociedad toda le pide a nuestro centenario partido.
Decía Moisés Lebensohn que "los partidos no son otra cosa, en cada época sino lo que quieren sus equipos y militantes activos. Pueden colocarlos a contramano de la historia o de su origen. Evolucionan o se extinguen."


La renovación para nosotros consiste en construir un partido que sea auténtico con los principios, la ideología, y la conducta de la Unión Cívica Radical. Algunos dicen que nosotros creemos que la renovación es echar a dirigentes. Quiero dejar en claro que no, esta renovación no implica empujar a ningún dirigente a una jubilación forzada, ni estamos aquí para desplazar a nadie, porque necesitamos de todos, estamos aquí para sumar al colectivo. Pero sí quiero dejar en claro también que la renovación significa abrir las puertas del partido, recuperar a los militantes que se han sentido frustrados por decisiones que algunos dirigentes han tomado, recuperar el diálogo perdido con dirigentes de distintas extracciones internas. La renovación también significa cambiar las prácticas políticas, ser tenaces en las convicciones y claros en las conductas. La renovación implica asumir nuevos liderazgos, que trabajen esforzada e inclaudicablemente por nuestros ciudadanos, nuestra provincia y nuestro país. Para esto la renovación también necesita militar día y noche, recorrer la Provincia, hablar con los vecinos, ir puerta a puerta y que nos comprometamos a llevar el mensaje del radicalismo a cada rincón de la Provincia.

Para lograrlo efectivamente necesitamos unidad. Necesitamos que la Unión Cívica Radical vuelva a contar con todos sus cuadros, sus militantes, sus equipos, con la participación de todos aquellos que se sienten radicales y con el apoyo de todos los ciudadanos que compartan nuestras convicciones. Lograr la unidad partidaria exige la humildad y la apertura de quien conduce, hacia dentro y hacia fuera. Demanda también la atención y la incorporación de los sectores de la sociedad que no se sienten incluidos y representados actualmente.
Seguramente hemos cometido muchos errores, y eso lo aceptamos, pero si advertimos que jamás pensaríamos en imponer por medio de intervenciones algo que no conseguimos con los votos.


Los jóvenes radicales creemos firmemente que debemos lograr la unidad en la UCR, y eso se hace pensando no el otro como enemigo, buscando exterminarlo políticamente sino siendo conscientes de la importancia que tiene que entre todos podamos militar por la histórica Lista 3 en nuestra provincia y acompañando a Ricardo Alfonsin para que sea el nuevo presidente de los Argentinos.
Cómo juventud nos negamos a morir sin honor, y morir sin honor es entregarse al facilismo, al exitismo, es priorizar los fines por sobre los medios. No queremos ser parte de un bochornoso espectáculo donde la UCR se une a un partido que solo sirve para ser parte de la política mercantilista.


Nuestro objetivo es claro, defender a las instituciones, fortaleciendo la política, consolidando la democracia y eso vamos a lograrlo trabajando día a día por un partido que a los salteños y argentinos pueda entregarle lo mejor que tiene, y por supuesto militando siempre llevando como banderas nuestros principios e ideales, porque aun siguen siendo nuestra lucha esas seguir causas sociales históricas del partido.
El radicalismo es un partido político pero también es un "movimiento cívico" una "cruzada redentora", contra todo régimen inmoral, contra toda forma de autoridad proveniente de los órganos del Estado, el radicalismo es un proyecto de nación que abarca a todos.

Orgullosamente decimos que ¡Vamos a caminar el derrotero de Alem!, el mismo que siguió la mayoría de los convencionales cívicos el 26 de Junio de 1891, al tratar el tema del "Acuerdo", pero que no fue respetado por una minoría de dirigentes quienes se autoconvocaron para aceptar la invitación del oficialismo. ¡Y ahí, en esas jornadas históricas, los cívicos oficialistas llamaron "radicales" las posiciones de quienes se encontraban del lado de Alem! Y fue su voz la que resumió la posición de la mayoría. Y hoy volvimos a sentar una clara posición que resume la de la mayoría de este partido: "Yo no acepto el acuerdo. Soy radical en contra del acuerdo; yo soy radical intransigente".

¡Sí, qué se rompa, pero que no se doble! Porque nuestros principios nunca serán dejados de lado y porque jamás permitiremos que usen al histórico partido radical como instrumento para alcanzar metas personales. Aunque nuestros bolsillos estén vacíos nuestra satisfacción estará completa por continuar soñando por una nueva realidad, trabajando y militando para lograrla y luchando día a día por conseguir el tan ansiado Bien Común.
Apostamos a la recuperación del partido y por ello también es que militamos, porque ir a los barrios, salir a la calle, repartir panfletos, hablar con la gente, sentar nuestra posición por medio de partes de prensa, son actividades que nos enorgullecen demostrando que la militancia no es un grado menor a ser dirigente, porque ser militante político no es bajar de jerarquía como algunos creen. Estamos dispuestos a seguir haciéndolo, a seguir soñando cada noche por una provincia mejor y a seguir trabajando cada día por realizar ese sueño. Creemos que tenemos que expresar lo que sentimos sin importar las encuestas, o la opinión de los medios, y militamos porque apostamos a una sociedad donde lo primordial sea la búsqueda del BIEN COMÚN.


Sabemos que a la política debemos prestigiarla, entendemos que la participación de la juventud en política es un valor agregado y coincidimos en que el rol que les asignó la clase dirigencial a los jóvenes durante el neoliberalismo fue lamentable. En medio de esta mala fama de lo político, y el desprestigio de la juventud, muchos jóvenes hemos decidido comprometernos y ser parte de un proyecto de construcción provincial y nacional permanente, gracias al cual la palabra "política" recupere su significado como herramienta para promover el bienestar general, la conciencia ética y el desarrollo del pueblo.
Estamos absolutamente convencidos que el radicalismo debe recuperar su capacidad de convocar a hombres y mujeres a formar parte de un proyecto de mayorías, y estamos absolutamente convencidos que vamos a lograrlo. Un partido que incluya y que modernice sus estructuras, renueve sus objetivos y actualice sus métodos sin perder uno sólo de sus principios; que genere democráticamente sus programas y forme sus propios cuadros, de manera de gobernar cuando la sociedad deposite en nosotros esa responsabilidad.
Es hora de trabajar por un radicalismo que vuelva a ser intransigente, un radicalismo con sentido profundamente democrático y nacional, progresista, republicano y federalista, un radicalismo comprometido con las luchas por la libertad y la igualdad, rechazando la demagogia, el populismo, el clientelismo, la dominación y la adoración del poder por el poder en sí mismo.


Somos idealistas, si es verdad, porque solo a través de la doctrina radical, de los nobles ideales de igualdad, justicia y libertad es que podremos reconstruir, reorientar y consolidar el partido. Sí, somos idealistas porque estamos dispuestos a sacrificarlo todo, a entregarlo todo por el triunfo de los ideales y la doctrina radical.
Tenemos para nosotros la convicción  de que en la unidad, que asegure el respeto la pluralidad de ideas y la participación de todos los sectores desde su visión de la realidad, generando acciones políticas colectivas que reflejen los valores compartidos que nos identifican como militantes de la Unión Cívica Radical, construiremos entre todos el camino que nos reúna en torno a nuestra identidad ideológica y nos vuelva convertir en opción de mayorías, reconciliándonos con la sociedad  desde nuestro ideales, desde los principios que son el motor de nuestro compromiso inextinguible con la democracia en la Argentina.

Correligionarios debemos cumplir con el mandato supremo de propender a la difusión de los ideales partidarios y de pregonar entre la juventud los ideales del radicalismo. Allí está, tan sencillamente, el medio para la propagación de la militancia, para la masificación de la renovación.


Finalmente quiero decirles, que en aquellos momentos en que se interpone una crisis, cuando el terreno ya no es propicio para el cultivo, y por ende para la cosecha, así sea por culpa o por factores externos, es entonces necesario que comprendamos que nuestra conducta tiene que estar regida por las enseñanzas de Don Alem, por los principios centenarios, por nuestra moralidad y civilidad. Aquellos mismos ideales fundadores de nuestra historia han quedado plasmados en nuestra Profesión de Fe Doctrinaria y en nuestra Carta Orgánica. Sólo la luz que de ella emana podrá guiarnos en el azaroso camino de la militancia. Ni los personalismos, ni los mandatos hereditarios, ni las cuestiones económicas han de darnos más que lo que una militancia honesta nos dará si construimos sobre la base de los principios.

Allí hemos puesto y seguiremos, desde la juventud, poniendo nuestro esfuerzo. Pero para ello será imprescindible la participación, la militancia y el trabajo en conjunto, porque, como dijo Don Leandro Alem, "Las ideas y las doctrinas no hacen camino rápido sino cuando quienes las profesan y predican están dispuestos a sufrirlo todo, a sacrificarlo todo por su triunfo."

Nunca olvidemos que nuestro propósito es seguir sirviendo a los grandes ideales nacionales y humanos de la UNION CIVICA RADICAL, cuya continuidad y unidad histórica es indestructible.

Esta es nuestra palabra de argentinos y de radicales. Que cada cual diga la suya y que cada cual, como nosotros, tome su puesto de lucha en el lugar que sus convicciones le señale. Nosotros, como siempre, estamos al pie de la vieja bandera del radicalismo, que continúa siendo una esperanza para todos los argentinos.
Nosotros y nosotras, jóvenes radicales, todavía pensamos que hay razones para soñar, todavía creemos que otro mundo es posible y necesario.y por ello como escribió Moisés Lebensohn "Nuestra voz se hará sentir con toda vehemencia, cuando ello sea necesario en salvaguarda de los derechos e intereses del pueblo".

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